Alguna vez te has preguntado:
¿Para qué sirve un sacerdote?
Si hay algo que te preocupa
o hace sufrir y necesitas serenidad....
para ponerlo en presencia de Dios,
por ti y contigo.
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Si estás buscando algo que
dé sentido a tu vida....
para ayudarte a decubrir si en
realidad estás buscando a Dios.
Si sientes soledad o fragilidad.....
para escucharte y, quizá, ofrecerte
un consejo o aliento que te levante.
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Si no sabes dónde está Dios o por
qué ha permitido algo que te pesa
mucho en el alma.... para buscar esa
respuesta contigo.
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Si estás intranquilo o cansado de
darle vueltas a algo.... para buscar la
paz de saber dónde está Dios y como
está presente en lo que te importa.
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Si necesitas claridad o fuerza interior
para afrontar alguna situación personal
importante o decisiva.... para ofrecerte
y explicarte esa Palabra de Dios que ilumina,
consuela o da fuerza para la verdadera libertal.
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Si te sientes lleno y feliz,
y te das cuenta de que todo
lo bueno y bello que hay
en la vida tiene que venir de
algún sitio.... para descubrir
a Dios y encontrarte con Él en
la Eucaristía y darle gracias.
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Si quieres y estás dispuesto
a dar y darte a los demás....
para buscar a alguien que te
necesita y ayudarte a compartir
lo que has recibido de Dios y
de la vida.
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Si tus errores y tus egoísmos
te crean desasosiego, si tu
propia conciencia no te deja vivir a gusto....
para ofrecerte la paz profunda
que da el perdón de Dios, el saber
recuperar el camino verdadero.
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Si tienes fe pero no eres capaz
de vivirla solo....
para ayudarte a encontrar en la
Iglesia la compañía que todos
necesitamos.
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Si quieres conocer una oración que llega al último
rincón del mundo............
para ofrecer junto con Él el sacrificio y el amor de
Cristo por la salvación de todos los hombres
(su destino eterno con Él, el perdón de sus
egoísmos, su razón de existir).
Y esto aunque ellos no lo sepan.
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